El 19 de julio de 2007, un grupo de 23 misioneros surcoreanos fueron capturados y tomados como rehenes por miembros de los talibanes mientras pasaban por la provincia de Ghazni en Afganistán. El grupo, compuesto por dieciséis mujeres y siete hombres, fue capturado mientras viajaba de Kandahar a Kabul en autobús en una misión patrocinada por la Iglesia Presbiteriana Saemmul.
La crisis comenzó cuando dos lugareños, a quienes el conductor había dejado subir, comenzaron a disparar para detener el autobús. Durante el mes siguiente, los rehenes fueron mantenidos en sótanos y granjas y trasladados regularmente en grupos de tres o cuatro.